La clínica Metropolitano resguardada por elementos de la Marina Armada de México.
La calle Moctezuma donde un caso más de violencia rompió la tranquilidad de vecinos.
Huellas de sangre en la entrada del garage del Doctor Ricardo Cruz Arias.
5 disparos escucharon los vecinos, 2 de ellos dieron en la humanidad del galeno: Uno en el pómulo izquierdo y uno más en uno de los testículos.
EL MANIFIESTO
Acayucan, Ver., a 09/02/2013.- Dos impactos de bala recibió el Doctor
Ricardo Cruz Arias; dueño de la clínica Metropolitano, ubicado en la calle
Moctezuma, en el barrio Villalta, en esta ciudad.
De acuerdo a datos recabados por este reportero, 3 sujetos llegaron a
la clínica a bordo del taxi marcado con el número económico 661, del cual
descendieron dos de ellos, mientras el conductor los aguardaba.
Los sujetos, los cuales, -según versiones extraoficiales- uno de ellos
es sobrino del Doctor Cruz, y ex conductor de una de las unidades de auxilio, lo
buscaron en la clínica, al no encontrarle fueron a su domicilio ubicado a
escasos metros del nosocomio, al lado de un lavado de autos, donde, -según
vecinos- lograron escuchar que discutían, luego 5 disparos irrumpieron en el
quehacer y monotonía de los vecinos, quienes se percataron cómo huían los sujetos
en la unidad automotriz en que llegaron.
-Se lo llevaron a Coatzacoalcos, se lo llevó el médico (…) no sabemos
nada, no vimos nada, atendimos al Doctor, sólo vimos que se subieron a un taxi,
-bueno eso dicen los vecinos.
Comentó una de las enfermeras, quien luego dijo a alguien por teléfono:
“Dile al licenciado Moreno que se regrese para que la asesore y pongan
la denuncia (…) pensaron que era grave por eso lo trasladaron para allá, dile
al licenciado que se regrese, si lo puedes localizar”.
Los impactos de bala que recibiera el Doctor Ricardo Cruz Arias, fueron
en el pómulo izquierdo y uno más en uno de los testículos del galeno. Su
estado, aseguran es grave.
Por otro lado, elementos de la Marina Armada de México, Agencia
Veracruzana de Investigación, arribaron a la clínica, donde en la banqueta aún se
puede apreciar las huellas de sangre que dejó el galeno desde el garaje de su
domicilio a la entrada de la clínica.