Los personajes del Comala del México que los poderosos no voltean a ver.
El improvisado baño de los pobres, lejos de lo suntuoso con que se regocijan los poderosos.
**Su hijo padece hidrocefalia y fue ignorado por el alcalde de
Hueyapan de Ocampo Gaspar Gómez Jiménez quien le dijo: “ponte a trabajar como
mujer, para que saques adelante a tu hijo. Nomás quería el voto”, exclama la
abnegada madre.
ENRIQUE QUIROZ GARCÍA/SEMANARIO EL MANIFIESTO
JARAMILLO, SAYULA DE ALEMÁN, VER.
“De aquí en la cabeza grande tiene sesos, pero acá es puro
cajón, la verdad da tristeza verlo así, y dice le vamos a tratar de trozar allá
arriba para cerrarle acá abajo”, expresa María del Carmen Hernández Márquez., mujer
analfabeta, madre soltera, originaria del municipio de Hueyapan de Ocampo, que
vive con su pequeño hijo de 10 años de edad, que padece hidrocefalia, en una
casita de láminas, sin puerta y casi a la intemperie, donde hacinados, esperan
un milagro que les permita conocer las bondades de una vida digna.
María del Carmen dice que el aún alcalde de Hueyapan de
Ocampo, Gaspar Gómez Jiménez, le contestó de manera grosera cuando se le acercó
a pedirle ayuda para su hijo.
“Me dijo: ponte a trabajar como mujer, para que saques
adelante a tu hijo. Nomás quería el voto”.
Según María del Carmen, fue a través de los medios de
comunicación que el ex gobernador del estado Fidel Herrera Beltrán canalizó su
caso a un hospital en la ciudad de Veracruz. Antes de todo eso, estuvo en un
hospital en Villahermosa, Tabasco donde fue tratada de manera inhumana.
“Aquí a los veracruzanos los tratamos como perros, y me
dice, nosotros pertenecemos acá y ustedes a Veracruz”, narra lo vivido en un
hospital de Tabasco, mientras tiende la mirada a su paupérrima realidad.
Y abunda:
“Pero una tarde llegó una mujer y me dijo: aquí vive el niño
José Carlos, le dije sí, ah pues nos lo vamos a llevar a Veracruz… -Y yo le
contesté: Pero si yo no tengo ni un peso, ¿cómo voy a ir? Y me dice ¡pues tiene
que ir ahorita! Y yo me fui con la ropa que traía encima. Y ya nos subimos y
nos fuimos. Y pues allá si tienes dinero comes y si no, no comes y yo lloraba
con mi niño”.
Narra la abnegada madre que su hijo necesitaba una resonancia
magnética y que una persona le dijo que la iba a llevar al hospital de María:
Me dijo: “yo vengo mañana por ti. Y yo le contesté: ¿No me vas a engañar? Y al
otro día llegó y me dijo: a ti te mandó apoyo el gobernador del estado Fidel
Herrera. Y yo le dije pos yo no he recibido nada, pero creo que fue una carta
que mandó…”.
María del Carmen cuenta que ella se encontraba preocupada
por el dinero que tendría que pagar, pero las enfermeras le dijeron: “no se
preocupe madre, usted no va a pagar nada, así fue como lo operé”.
El pequeño José Carlos recibió en días pasados una silla de
ruedas de parte del alcalde Arturo García Martínez, así como despensas y en
pocos días se comprometió la autoridad municipal a entregar láminas para que se
protejan de las inclemencias del tiempo.
La madre asegura que llegó a Jaramillo porque se juntó con
un hombre de avanzada edad, quien dijo la apoyaría a lidiar con su hijo. Hoy
esta persona la apoya, pero como su trabajo de campesino no le da para vivir
bien, viven en la precariedad, e incluso, cita: “A veces comemos frijoles,
pollo, y a veces sólo tortilla con sal y muchas veces nada”.
“Es difícil bastante porque pesa como 32 kilos, pero qué le
hago, es mi hijo y lo voy a cuidar hasta que diga Dios, no maldigo mi suerte: a
veces platico con él y aunque no me oye, se ríe… su papá es un borrachito que
cuando vio a su niño mejor se fue”.
¿Si tuviera la oportunidad de hablar con el gobernador del
estado Javier Duarte de Ochoa, qué le diría, qué le pediría? – se le inquiere-
-¡Qué me ayudara!…
-¿Qué le pediría? –se le insiste-
-Una casita para mi hijo…
Por otro lado, nos explica María del Carmen, su hijo
requiere de medicamentos, ya que sufre de ataques epilépticos; pero como no
tiene dinero, no se los ha comprado.
Jaramillo es una comunidad que se ubica a hora y media de la
cabecera municipal, allí, como si caminara uno por los paisajes rulfianos, en
medio de lomeríos y agrios caminos que conducen a la nostalgia del México
detenido en las alambradas que dividen la abundancia de la miseria colectiva de
un pueblo hambriento, se encuentra José Carlos, acariciado por su madre, como
los personajes del Comala que ningún gobernante quiere ver.