La
profesora Citlalli Yolotzin Romero García, asegura que en la comunidad Santa
Martha la gente vive del programa Oportunidades.
El profesor Gabriel Sainos García, pide ser permutado adonde
pueda enseñar en su lengua materna.
Educación indígena: entre el discurso y el hambre
En la comunidad Santa Martha la telesecundaria Hermila
Galindo de Topete no tiene televisores ni electricidad, ni aulas, ni
mobiliario. La escuela primaria Justo Sierra, padece el mismo mal.
El colmo, los profesores
Citlalli Yolotzin Romero García y Gabriel Sainos García, no hablan la
lengua materna de los niños y jóvenes a quienes dicen enseñar. Entonces, ¡qué
enseñan!
ENRIQUE QUIROZ GARCÍA/EL MANIFIESTO
SOTEAPAN, VER.
En medio de la pobreza y el hacinamiento se encuentran
impartiendo sus clases profesores de la comunidad de Santa Martha, enclavada en
los altos de la sierra de Soteapan, donde los discursos políticos no tienen
lugar, ya que, la realidad se enseñorea pateando la hueca e inútil verborrea de
quienes tienen a su cargo la repartición de la riqueza en México.
En Santa Martha, hay una escuela telesecundaria, llamada “Hermila
Galindo de Topete”, allí se encuentra impartiendo clases a los grupos de
primero y tercer grado, la profesora Citlalli Yolotzin Romero García, oriunda
de Martínez de la Torre.
Lo paradójico, nos explica la mentora, es que esta modalidad
como su nombre lo indica está basada en el uso de la televisión, cuyo apoyo
didáctico es esencial para vaciar los contenidos contemplados en los programas
de este nivel educativo. Empero, no cuentan con televisores ni con
electricidad, ni con mobiliario ni con aulas dónde interactuar con los 38
estudiantes (el total de matrícula de los 3 grados de esta escuela), motivo por
el cual tienen que impartir sus clases en una casa prestada donde han
improvisado mobiliario e intentan que los mal comidos estudiantes aprovechan al
máximo las clases.
“Estamos viviendo en esa comunidad la extrema pobreza, la
escuela no cuenta con aulas ni mobiliario, ni material didáctico, no tenemos
televisores, no tenemos señal. Somos 2 maestros para los 3 grupos, trabajamos
con los puros libros que nos llegan de la sep”, refiere la profesora.
Citlalli Yolotzin Romero García, abunda que, a pesar de que
ya han hecho del conocimiento de esta situación a Espacios Educativos a cargo
de la señora Xóchitl Tress, no ha habido una respuesta a estas necesidades que
acogen a esta comunidad enclavada en la serranía de Soteapan.
“Hay hambre, los niños tienen muchas carencias, viven del
programa Oportunidades…hay mucha desnutrición, mucha enfermedad, no están bien
abastecidos en salud, alimentación, todo es escaso por acá…los padres de
familias tuvieron que improvisar sillas y ponerles una paleta”, explica.
Pero; aún más
paradójico resulta que, pese a los comerciales del gobierno en el sentido de
que las reformas estructurales son el camino para elevar la educación en
México, al menos en lo que a educación se trata han fracasado. ¿Por qué? La
profesora Citlalli Yolotzin Romero García, no siendo bilingüe, se encuentra
impartiendo clases a niños cuyo dialecto es el náhuatl, lo que pone en
evidencia que no sólo las circunstancias educativas en Santa Martha no son las
ideales o las idóneas, sino que la
corrupción en el sistema educativo en Veracruz están al mejor postor.
Es decir, la profesora no debería estar al frente de un
grupo de niños cuyo lenguaje les es desconocido a ambos; pero allí está, allí
permanece intentando vaciar contenidos educativos como en un juego de ajedrez donde
los rivales son ciegos.
Como dijera la profesora de marras:
“Se dificulta entenderlos porque no hablo el popoluca y
ellos intercalan las actividades; escriben y hablan el populuca al 100 por
ciento y es un reto para poder entender lo que ello dicen y hacen”.
PARADOJA DE LA LENGUA Y EL HAMBRE
En las mismas condiciones se encuentra el joven profesor Gabriel
Sainos García que imparte clases en la escuela primaria “Justo Sierra” en la misma
comunidad, quien refiere ser de una comunidad perteneciente a Papantla de
Olarte, al norte del estado, donde se habla el totonaco, no el náhuatl que se
habla en la comunidad donde se hace cargo de 29 niños cuyos lenguajes los hacen
ajenos como en un diálogo de sordos.
La historia es similar, no existen las condiciones para que
los niños estudien y aprovechen lo que contienen sus libros de texto.
“Atiendo 2 grupos, primero y segundo grado. No contamos con
mobiliario, los padres de familia han improvisado el mobiliario para sus hijos
con madera rustica, necesitamos material didáctico, necesitamos fortalecer los
estudios de los niños, pero es difícil atender dos grupos porque tenemos que
hacer doble planeación y dividir nuestros tiempos”, nos cuenta.
Según el profesor Gabriel Sainos García, las nuevas reformas
están sujetas a la internet, y a todo lo que la modernidad ha dado a la
sociedad, empero, en el caso de las comunidades indígenas, son las últimas en
disfrutar de estos logros humanos.
“Yo no hablo el náhuatl, sino el totonaco, que me manden a
donde hablo mi lengua y que a los niños a los que les imparta clases sean
hablantes de mi lengua”, concluye.