CLAROSCUROS
José Luis Ortega Vidal
(1)
La LXIII Legislatura
veracruzana inicia presa de una contradicción.
¿Cómo lograr la
justa combinación entre democracia y eficiencia política?
¿Cuál es la clave
para atender reclamos históricos como la equidad de género y abatir rezagos -también
históricos- como los cacicazgos?
Sea cual sea la
respuesta el nuevo Congreso de Veracruz parece decidido a remar en la misma
dirección de sus antecesores: hacia la cultura política de la línea y la
antidemocracia como una forma eficaz de resguardar los intereses de grupo antes
que el bienestar de las mayorías.
Si la democracia es
un proceso en permanente construcción nuestros nuevos legisladores no comparten
tal convicción.
Si equidad de género
implica –por obviedad- la certeza del talento, nuestros nuevos diputados y
diputadas hacen mutis mientras se aprestan a cobrar la primera quincena y
repartir las compensaciones.
(2)
Establecidas las
cuotas de poder antes que las de género, dos damas presiden –en teoría- un
Congreso más diseñado para las elecciones estatales del 2016 que para la agenda
legislativa pendiente.
La misma que
heredaron de Flavino Ríos, Eduardo Andrade y el resto de diputados entre los
que se encuentra José Murad Loutfe Hetty, próximo director de CMAS en
Coatzacoalcos, según reacomodos del poder sureño.
Ni Ana Guadalupe
Ingram Vallines, ni Ana María Condado Escamilla reúnen los requisitos para
ocupar los cargos que les han sido encomendados.
Si hablamos de
perfil y de cuota de género, hay mujeres con la trayectoria y el conocimiento
político necesarios pero no cuentan con la circunstancia y el padrinazgo
adecuados.
Está visto que el
cumplimiento cabal de los pendientes sociales y políticos en Veracruz no son
prioridad en la coyuntura del medio sexenio.
La agenda está
marcada por intereses de los grupos de poder que controlan la política jarocha.
(3)
En ese tenor el ex
diputado local y sempiterno cacique perredista en Acayucan, Clemente Condado
Mortera, ha logrado –por quinta ocasión- un lugar en el poder legislativo.
Luego de perder las
elecciones municipales de su natal Acayucan en 1991, Condado Mortera fue
Síndico y más tarde obtuvo una diputación local plurinominal.
Siguió en la lista
su colaboradora Martha Patraca –actual regidora en el municipio acayuqueño-
como legisladora local y su hijo Cuitláhuac Condado Escamilla como diputado
federal.
Todo bajo la égida
del PRD.
Cuarta en la lista arribó
al Congreso local su nuera Brenda Abigail Reyes Aguirre, quien fue conocida en
la Legislatura LXII como la diputada más priista, a pesar de su arribo bajo las
siglas perredistas.
Fue público que los
compromisos de Reyes Aguirre con el poder tricolor le valieron la
Subprocuraduría de Justicia para su esposo –ya no lo es- Clemente Nagasaki
Condado Escamilla.
Abogado, master en
derecho, Clemente Nagasaki fue Subprocurador en Coatzacoalcos y en
Cosamaloapan.
Luego resultó
candidato del PRI a la alcaldía de Acayucan y perdió en los comicios de julio
del 2013.
Cosas de la
política: mientras el joven experto en lides de la justicia lucía la bandera
del PRI para hacerse de la presidencia acayuqueña su hermano Cuitláhuac, una ex
mujer de éste y una novia del mismo buscaron sendas posiciones en el Cabildo
bajo las siglas del PVEM y del PRD.
De haber salida la
jugada entera de los Condado, contarían con una diputada local y Vicepresidenta
del Congreso; con un Alcalde y tres regidurías.
La bandera es lo de
menos.
Se trata de llegar
al poder.
Uno, dos, tres,
cuatro o todos los miembros de la familia.
Y eso sí, el que
llegue tiene el compromiso de apoyar a los demás.
(4)
Por lo pronto, Ana
María Condado Escamilla arribó a la Vicepresidencia del Congreso veracruzano,
ahí nomás junto a Ana Guadalupe –Anilú- Ingram Vallines.
Y lo hizo bajo el
perredismo compuesto por familias poderosas como los Condado y por grupos de
poder como el que encabeza Fredy Ayala, el ex Secretario General del PRD nacido
en Sayula y con nexos personales con el Boca del Río de Miguel Angel Yunes
Linares y sus hijos.
(5)
Ahora bien, el poder
real en el Congreso está en manos de Juan Nicolás Callejas Arroyo, titular de
la Junta de Coordinación Política.
Y sabemos que al
maestro con más de 3 décadas de historia caciquil la Presidencia de Ana
Guadalupe Ingram Vallines y la Vicepresidencia de Ana María Condado Escamilla
le hacen lo que el viento a las estatuas de Benito Juárez.
Pero no se sabe que
ellas quieran desobedecer al líder de la Sección 32 del SNTE y tampoco se sabe que
el maestro quiera faltar al respeto a las damas electas en el contexto de la
equidad de género.
(6)
Lejos de la
Presidencia y la Vicepresidencia y de la Junta de Coordinación Política que
preside Juan Nicolás Callejas, la legisladora Mónica Robles y su esposo Iván Hillman
Chapoy –ex alcalde y actual delegado de CONAGUA- han aceptado la discreción en
los puestos legislativos a cambio de mirar hacia Coatzacoalcos.
Por lo pronto en el
fuego amigo han apuntado hacia la figura de Eduardo García Luna, quien debió
renunciar a la CMAS el pasado fin de semana, no obstante ser ahijado político
de Antonio Macías Yazegey.
(7)
Y es que si los
Condado quieren ser dueños de Acayucan… Si los Ingram desean ser protagonistas
en los comicios del 2016... Si los Callejas quieren perpetuar en el reino
magisterial a los hijos, los nietos, los bisnietos y toda la dinastía…¿Por qué
los Hillman y Robles no pueden pensar que ya les toca –de nueva cuenta- gobernar
Coatzacoalcos?
(8)
La nueva Legislatura
quizá no resulte muy buena para eso de las Leyes, pero en materia de grillas ha
empezado con mucha cuerda.