CLAROSCUROS
José Luis Ortega Vidal
(1)
La salida de Pablo
Anaya de la Secretaría de Salud marca el inicio del reacomodo burocrático de
cara al proceso electoral que vive Veracruz.
El tema es muy
delicado: el sector salud veracruzano –como ocurre a nivel nacional- sufre
múltiples carencias de carácter estructural.
No hay suficientes
hospitales y clínicas en la entidad. Tampoco hay suficientes plazas de médicos,
enfermeras, laboratoristas; etcétera.
En el país, el
Seguro Popular opera como un programa bien intencionado pero sólo eso. La
infraestructura hospitalaria de México –incluidos SSA, IMSS, ISSSTE- no tiene la capacidad de
respuesta adecuada a la demanda social en el ramo.
Por eso -salvo una
pastilla de paracetamol- el común de los pacientes no recibe otra clase de
apoyo cuando reclama un servicio; así vaya con la urgencia médica que usted
pueda imaginar.
En contraste -me
consta- los hospitales con los que contamos en Veracruz y los médicos y el
personal que los hacen funcionar, son unos héroes que día con día dan todo de
sí para salir adelante en la medida de sus posibilidades.
Empero, junto con el
ámbito educativo México padece una problemática grave en el terreno de la
salud.
Ambos sectores son
muy importantes, pero colocados en orden de importancia el que ayer dejó el galeno
Pablo Anaya es prioritario.
Si una escuela no
funciona, los chamacos serán reprobados en español y matemáticas.
Pero si un hospital
no opera al nivel que se requiere, la gente se muere.
(2)
El nombramiento de
Antonio Nemi Dib es un tema polémico pero vale la pena darle un voto de
confianza a la decisión de Javier Duarte de Ochoa.
El ex director del
DIF en la actual administración es un político profesional; dueño de un perfil versátil;
y aunque lo lógico sería que al frente de la Secretaría de Salud quedase un
médico, el oficio en los laberintos del poder que posee el nuevo Secretario
puede bastarle para cumplir el objetivo a su cargo.
¡Ojalá así sea!
Y es que –como ya
señalamos- Antonio Nemi Dib se está sacando la rifa del tigre y del manejo
eficiente de dicho felino dependen vidas, miles de vidas de veracruzanos.
Pablo Anaya –se
entiende- irá a Poza Rica a operar electoralmente en un distrito difícil para
el PRI.
La imagen del ex
Alcalde y ahora ex Secretario en el gabinete de Javier Duarte de Ochoa, es
positiva entre los pozarricenses.
Empero, el de los
planes electorales es un asunto de los partidos políticos y el de los secretarios
de despacho es un tema que se vincula en forma directa con los ciudadanos
comunes y corrientes.
Por lo pronto, en
Coatzacoalcos hay un ánimo exacerbado en la Jurisdicción Sanitaria Número 11,
tras la salida del titular Javier Reyes –a quien se ha enviado como director al
Hospital Acayucan-Oluta- y el nombramiento como su sucesora de Minerva Montoya.
En ese tipo de
terreno, el nuevo Secretario de Salud es una “chuchacuerera”.
Si todo fuera como
eso: atender asuntos políticos dentro del Sector Salud, Antonio Nemi Dib –dueño
de un currículum que lo ubica como operador político desde el kinder- se
movería como un pez en el agua y todos contentos.
Veremos –no
obstante- cómo responde a otros problemas que enfrenta la dependencia a su
cargo; fundamentalmente el de la escasez de recursos de todo tipo y la demanda
de una población creciente.
(3)
Por lo que hace al
tema estrictamente político/electoral que representa la salida de Pablo Anaya
de la Secretaría de Salud; estamos ante el primero de una serie de ajustes que
se realizarán en el gabinete duartista.
Esperemos que no
manden agricultores a donde se requieren ingenieros.
Y que no vuelvan a
colocar a fracasados en un sitio que necesita talento, compromiso y dinero; como
ocurre en la SEDARPA a cargo de Manuel Martínez de Leo, quien encabezó un
proyecto denominado Agropur, tristemente malogrado varios lustros atrás en Acayucan.
Antecedente que explica -en buena medida- la gris circunstancia que vive la
dependencia responsable del campo veracruzano.
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