domingo, 3 de junio de 2012

La muerte: guía de turistas de Veracruz.

EL ESCARABAJO ROTO.



ENRIQUE QUIROZ

Para José Luis Blanco Rosas.

Somos locos, porque pensamos que el reino de la razón ha de venir algún día; somos locos porque no queremos creer que los tiranos, y la impostura y la infamia, han de gobernar eternamente sobre la tierra; somos locos, porque no queremos creer que nada hay en el mundo de positivo y perpetuo, fuera de las cadenas, los cañones, el plomo y el crimen! Por eso somos locos, sí, y si por eso somos locos, yo me lleno de orgullo en ser loco de ese modo. Yo me ennoblezco con la locura de creer como creo, que un sepulcro está cavado ya para nuestros tiranos, que la libertad viene, que el reinado del pueblo ya se acerca, que una grande época va a comenzar.
 
(I)

Cita Galeano en Días y noches de amor y de guerra: “Ayer apareció muerto, cerca de Ezeiza, un periodista de La Opinión. Se llamaba Jorge Money. Tenía los dedos quemados, las uñas arrancadas.
En la redacción de la revista, Villar Araujo me pregunta, masticando la pipa:
-¿Y? ¿Cuándo nos toca a nosotros?
Veracruz es un cementerio de periodistas.
La violencia alcanzó al llamado Cuarto Poder y nadie parece tener intenciones de frenar la barbarie.
El Veracruz próspero de Javier Duarte de Ochoa, tiene en su primer año una decena de periodistas muertos y uno desaparecido: Gabriel Manuel Fonseca Hernández.
Han sido lecciones claras y precisas la de los criminales.
La portavoz del gobierno veracruzano Gina Domínguez minimiza el asunto y gestiona becas y apoyos para los hijos y padres de los periodistas muertos y para el compañero desaparecido.
¿Y la justicia, para cuándo?
(2)

 José Luis Blanco Rosas, fue uno de los más destacados catedráticos de la Universidad Veracruzana. Lo conocí en Orizaba en la Facultad de Sociología allá por el 95.
Era un hombre justo, critico, combativo, inteligente y alegre.
Nuestras coincidencias por Galeano y mis condiciones adversas hicieron que me tendiera su mano en innumerables ocasiones.
Alguna vez coincidimos cerca de la sierra de Soteapan donde él desarrollaba investigaciones académicas. Nos estrechamos en un abrazo fraterno y en un hasta pronto, nos despedimos.
El día de su muerte lo recordada sin saber que los poderosos y sus criminales lo habían alcanzado.
José Luis Blanco Rosas era amigo cercano de Regina Martínez.
La muerte de la compañera de Proceso y el ajusticiamiento del doctor José Luis Blanco:
¿Son una coincidencia?
Las investigaciones en ambos casos tienen una sola respuesta: impunidad.
Como impune siguen las agresiones al reportero Edgar Irán López Hernández, al director de este medio de comunicación, al reportero Jesús Gutiérrez, a María Carranza.
Las denuncias, señor gobernador Javier Duarte de Ochoa, duermen plácidamente en los archivos de las agencias ministeriales.
No hay culpables.
No hay detenidos.
La respuesta sigue siendo la misma:
Impunidad.

(3)

 El procurador de Justicia en el estado Felipe Amadeo Flores Espinosa, declaró a los medios: “Estamos comprometidos con una averiguación bien integrada que dé tranquilidad y certeza a la comunidad universitaria. De los resultados que arroje esta investigación, vamos a garantizar el pleno ejercicio de la ley en contra de quienes resulten responsables de este hecho que ha indignado a la sociedad veracruzana". (Diario de Xalapa 2 de junio de 2012)
Señor procurador, nos indigna la muerte del Doctor José Luis Blanco Rosas.
Nos indigna la muerte.
La muerte, cuya presencia va acompañada del poder y de la impunidad.
La muerte, cuya orden sale de los escritorios y oscuros callejones del poder.
La muerte, cuya cotidianidad nos hace insensibles y convierte en algo natural esto que nos está pasando.
La muerte, convertida ahora en el folclor veracruzano.
La muerte, libreto que suple la guía de turistas.
La muerte, ríos de sangre donde la barbarie es ama y señora.
La muerte, personaje de las nuevas historias que se entretejen en los paradisiacos paisajes del Veracruz de la prosperidad y la pobreza.

(4)


Entonces,
¿qué debemos celebrar el 7 de junio?
¿La impunidad?
¿La zozobra?
¿La barbarie?
¿La mordaza?

(5)


No queremos la guerra.
Amamos la paz.
Que no suplan a las palabras los disparos y el crimen.
Que los paradisiacos paisajes de Veracruz no los cubra la sangre inocente de más periodistas ni de académicos críticos.

(6)

Nos heredan la soledad y la muerte.
El aire oscuro, la cloaca y el disparo.
El adiós cual relámpago sega la vida.

Nos heredan el miedo y la cicatriz perpetua.
Nos dejan sin palabras.
Ahítos en medio de la zozobra.

Nos heredan el estertor de los gorriones muertos.
El estercolero y los bajos instintos.
La savia negra de los manantiales rotos.

Nos heredan el cántaro cuya gota cae con el Alba.
La risa de miedo y una bandera desdibujada.
El himno del silencio.
La rabia.
La sed.
El olvido.






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