lunes, 6 de agosto de 2012

Te lo dijeeeeeee.


Fabiola Vázquez reprime al regidor Alejandro González, hasta su marido se siente con poder sobre los destinos de la ciudad de Acayucan.
Déjame que  te cuente….
Por Sergio M. Trejo González.

Terminada la natural luna de miel, que algunos acendrados políticos de nuestra localidad vivían con las hermanas Vázquez Saut, luego de ese miserable triunfo en las pasadas elecciones, las cosas vuelven a ser como siempre han sido y, como dijera don Teofilito: “Continuaran siendo”. Mientras los acayuqueños vivamos huérfanos de conciencia, flor de las más preciadas entre las que adornan el grato jardín de la sensibilidad y la prudencia, viviremos del chancaste o el mosmoche en que se aplican nuestros impuestos. Pues bien, decía que  pasado el encanto de las promesas de campaña de Regina, que lograron unificar a miembros de todos los partidos (Nagazaki, Marcos Martínez, Joel Alarcón, Elizabeth Benítez,  Mario González, Abel Jacob Velasco) comienza ya el cobro de algunas facturas, en una velada represión que ha llevado al despido de algunos empleados de ayuntamiento, negando o retirando apoyo a ciertas agencias municipales, como Dehesa, y agrediendo, prácticamente a ciertos ediles que a criterio de la autoridad municipal pertenecen a grupos opuestos.
Como resulta sabido, en la pasada campaña política, se sumaron todas las fuerzas “vivas” instituidas, con todos los protagonistas locales que gozan de cierta fama y arraigo, con el ofrecimiento de Regina en el sentido de que no será ella la candidata para la próxima elección municipal. Aunque esa declaración tiene varias lecturas políticas (Abel Vázquez o Jesús Vázquez) consiguió con toda la parafernalia propagandista alcanzar raquítico triunfo. Algo que, se dice, tiene molesta a la familia Vázquez Saut, acostumbrada a demostrar que “donde pisa su caballo no vuelve a crecer la hierba”. La respuesta más notable de tal intolerancia es la que se cierne sobre Alejando González, regidor que se suponía era de los más consentidos de las muchachas, incluso otros regidores ya se quejaban de las preferencias que tenía el sobrino del ex diputado Mario González Figueroa. Pues, con todo y la cercanía, y las firmas a cualquier acuerdo de cabildo, tal parece que comenzaron los jaloneos y ataques a todo aquello que se mueve para la sucesión que se avecina. De esto se comenta escandalosamente en los corrillos de Palacio, que la pareja de Fabiola Vázquez ordenó retener un vehículo  de tal edil, desconociendo o valiéndole sorbete que dicha unidad es propiedad privada de Alejandro González… sin perjuicio de que también se le dio de baja a sus colaboradoras y lo que se acumule.
No me consta pero dicen que ya comenzó la guerra política; tampoco me la crean pero cuando el río suena, latas de frijoles arrastra. Yo mejor, dijeran los picapleitos: me reservo mis derechos, hasta un momento procesal de mejor humor, para divagar en epístolas políticas…  mejor dispénsenme un breviario, sobre el tenor que hacía vibrar nuestro tímpano, caracol, yunque, martillo y estribo; ese comercial pegajoso que los televidentes mexicanos recordamos, de sólo una frase. Mario Beller es el cantante gordito, que aparece en los spots del Instituto Federal Electoral, en donde el protagonista no puede votar y, tras el aplauso de su esposa, se canta esa expresión popular de mucha hondura: "Te lo dije, te lo diiije". 
El comercial de marras invita a los ciudadanos para que actualicen sus datos y estén en la lista nominal para poder votar en las próximas elecciones, es una responsabilidad de los mexicanos. Es muy probable que usted no logre memorizar el nombre de dicho cantante pero tenga presente que como esta motivación ciudadana, existen otras que debemos recordar para la elección que viene. No se olvide, por favor, del “cambio” por el que usted votó, de una mejor realidad para la gente que dignifica con su voto a la clase política, voto que paradójicamente se convierte en una perfecta patente de corso. Observe si de aquí a la próxima campaña las personas en quien usted ha venido confiando para cualquier trámite o gestión han respondido a la confianza que le depositó en las urnas el pasado primero de julio; porque es muy probable que el próximo año le vuelvan a pedir su voto para ocupar otro cargo público. Acayucan, subrayo, no es un pueblo de cretinos ni de limosneros. Tenga la sociedad acayuqueña la certeza y confianza en nuestras instituciones: nuestra decisión debe ser resultado de un proceso, transparente, imparcial y de cara a la ciudadanía. Digámosle NO al cinismo. Estamos prácticamente en tiempos de ayuno electoral, sin más influencias que aquellas generadas por las cachuchas que andan regadas por la ciudad. Probablemente para muchos el periodo de reflexión carezca de sentido, pero el objeto que persigue es desligar a los votantes potenciales de la presión típica de las campañas políticas, o sea, del sistemático bombardeo propagandístico y/o proselitista, evitando interferencias en el desarrollo libre y espontáneo del derecho al sufragio durante la jornada electoral, para que, en la medida de lo posible, no haya lugar a informaciones que desalienten a los electores. La decisión que tomemos nos acompañará por la ciudad por otros tres años, de ahí la importancia de elegir de manera razonada. Resulta odioso que en el desenlace de todas nuestras elecciones terminemos siempre pronunciando esas inefables palabras: “Te lo dije”.

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