miércoles, 11 de septiembre de 2013

La lucha magisterial y las contradicciones a que nos conduce la historia



CLAROSCUROS

José Luis Ortega Vidal

(1)

El martes 10 de septiembre el Presidente Enrique Peña Nieto promulgó las Leyes Secundarias de la Reforma Educativa.
De este modo la modificación a la Ley del Servicio Profesional Docente que tantas movilizaciones de maestros y suspensiones de clases ha provocado en el país y en Veracruz es un hecho consumado. 

Y como –seguramente- el Presidente aplicará la máxima popular de que “hacia atrás ni para agarrar impulso”, la nueva norma dirigida al sector educativo se aplicará con sus respectivas consecuencias.
Aquí vale la pena detenerse un poco y preguntarnos: ¿cuáles son las consecuencias que implica la nueva Ley dirigida al ámbito educativo nacional?

En esencia se trata de ajustes en las condiciones del contrato entre el patrón que es el gobierno y los empleados que son los maestros y maestras de las escuelas públicas en todos sus niveles: desde jardines de niños hasta bachilleratos públicos.

A partir de la nueva disposición oficial se obligará a los maestros a ser evaluados cada determinado tiempo y hasta por tres ocasiones.
De aprobar uno de estos exámenes, así sea el tercero, los maestros seguirán con su labor frente a grupo y recibiendo todos sus beneficios laborales en forma normal.

En el caso de reprobar los tres exámenes serán retirados de su posición frente a grupo y se les ubicará en áreas administrativas con todo y los derechos laborales que no sufrirán modificación: es decir ganarán el mismo sueldo, tendrán su plaza segura hasta jubilarse y se sujetarán a un horario y condiciones garantizadas por la Ley Federal del Trabajo.

Un dato importante es que los nuevos maestros -es decir los trabajadores que sean contratados de ahora en adelante por la Secretaría de Educación Pública- serán evaluados y sólo si demuestran la preparación y la capacidad para dar clases obtendrían una plaza.

En tanto, lo relativo a las promociones para adquirir puestos de directores, supervisores y jefes de zona, de igual modo se someterá a concurso.

En teoría: el Sindicalismo Magisterial y sus líderes pierden fuerza política porque sabemos que durante años fueron los dirigentes sindicales y no el patrón -es decir la SEP- quienes contrataban maestros y promovían ascensos.

Las plazas ya no serán heredables. Maestro que se jubila, plaza que se somete a concurso.

Todo esto se incluye en la mal llamada Reforma Educativa, que en sentido estricto debió llamarse: Reforma Administrativo/Educativa.
Es importante subrayar el contexto en el que se anunció la promulgación de las Leyes Secundarias en cuestión: marcado por una protesta de maestros sin precedente en la historia reciente y como parte de una serie de Reformas estructurales también inédita en México.

Entre el martes y el miércoles las protestas han crecido en Veracruz.

Estamos ante una liga que se estira de manera delicada: el Presidente no dará marcha atrás a la Reforma Educativa porque en términos políticos ya no puede hacerlo sin dañar profundamente su administración que no ha cumplido ni siquiera un año.
Los profesores, a su vez, están colocados ante el dilema de seguir su lucha hasta las últimas consecuencias o frenarse y acatar el mandato de la autoridad federal.

Los maestros de Michoacán habrían reiniciado clases ayer –según anuncio de uno de sus dirigentes-  y en Oaxaca y Chiapas los gobiernos estatales advierten que no pagarán a los integrantes de la  Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación a menos que regresen a clases antes del 15 de septiembre.

Ayer mismo Gabino Cué Monteagudo -gobernador de Oaxaca- se reunió con los maestros de la CNTE para buscar una salida eficaz a la caótica presencia de los maestros oaxaqueños en la Ciudad de México y a la pérdida de clases en su entidad.

De hecho, en ambos estados están viendo la manera de sustituir a los profesores ausentes.
Lo deseable es que se dé una salida pronta, justa y razonable a esta protesta.
Cada día que continúa todos perdemos.
De imponerse el diálogo político ganan la cordura y el interés de la mayoría, aunque se deban sacrificar intereses legítimos.

(2)

Debemos subrayar que los maestros mexicanos están protagonizando un hecho histórico.

Desde 1958 -cuando ocurrió el movimiento magisterial encabezado por el profesor Othón Salazar y que terminó reprimido por el gobierno de Adolfo Ruiz Cortínez- no se había vivido en el país una movilización de la base magisterial como la que vivimos hoy.

Liderazgos caciquiles y nefastos como el de Juan Nicolás Callejas Arroyo y su hijo Juan Nicolás Calles Roldán, han sido rebasados.
Es plausible que así ocurra.

Al margen de las respuestas que obtengan a sus reclamos –colofón de gran importancia y significado para la sociedad mexicana entera- los maestros están demostrándonos y demostrándose a sí mismos la importancia y el peso específico que tiene la lucha política legítima en el avance histórico de una sociedad, así sea con una bandera confusa.

Asimismo la capacidad de movilización de los maestros tiró el intentó del gobierno de Enrique Peña Nieto de imponer el IVA a alimentos y medicinas.

Doloroso contraste: los maestros que están dejando a nuestros niños y jóvenes sin clases les están enseñando a luchar por sus ideales y a defender por sí mismos sus derechos.

Hay muchos costos desde luego y esto es criticable en grado sumo: ayer –por ejemplo- en Alamo murió una pareja en un accidente provocado por el bloqueo de los maestros a la caseta de peaje en la huasteca veracruzana.

Los maestros mienten también al afirmar que la PRENSA está vendida y actúa en su contra.

Agredir e insultar a los reporteros que sólo cumplen con su labor exhibe la pobreza intelectual de algunos profesores.

La política es sinónimo de inteligencia y equidad y en las quejas magisteriales hay mucha razón de fondo que el gobierno no atiende: las condiciones económicas y materiales con que trabajan nuestros educadores es una de ellas.

Por otra parte el tema de la Evaluación no es simple y se debe tomar en cuenta al magisterio para su aplicación o será un proceso incompleto y fallido.

Por lo demás: la educación en México requería y requiere de una Reforma profunda que nos saque de la ignorancia que padecemos -como sociedad- en muchos aspectos.

Uno de ellos –tremenda casualidad- es el relativo a las propias Reformas Estructurales, entre ellas la Educativa.

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